Régimen comunista de Boric anuncia nueva política de expropiaciones para satisfacer las demandas de los grupos de terrorismo indigenista

El pasado sábado 30 de abril, el marxista autonomista Gabriel Boric, quien ejerce el cargo de Presidente de la República, anunció respecto de la guerra de guerrillas que ocurre en el sur del país, que descartaba absolutamente reponer en la zona el Estado de excepción que permitiría a las Fuerzas Armadas resguardar el orden frente al terrorismo indigenista en ascenso.

El régimen comunista de Boric sostiene una alianza ideológica con el terrorismo indigenista, a pesar de que la convivencia de ambos poderes ha estado sometida a fuerte tensión. Sin embargo, leal a su pensamiento, el régimen determinó que seguirá buscando formas para satisfacer las demandas de los insurrectos a costa de los ciudadanos honrados del país.

En tal sentido, el ultraizquierdista aseguró que dos de sus ministras: Izkia Siches (interior) y Jeannette Vega (desarrollo social) estarán a cargo de un proceso de expropiaciones, llamadas eufemísticamente como “compras de tierras” para entregar nuevos territorios a las comunidades indigenistas que son manejadas por los centros de poder guerrillero, tales como la CAM, la WAM y la RML.

Mediante este proceso, el régimen de Boric penalizará a propietarios y trabajadores de la zona despojándolos del fruto de su trabajo para regalárselo a las guerrillas operativas en el sur del país, las cuales ejercen en las tierras que ocupan por la fuerza un régimen cerrado, autónomo y tiránico, con escasa producción de la tierra y frecuentemente uso para cultivar drogas, de cuyo tráfico obtienen los recursos para compra de armamento y para financiar lujos de los líderes guerrilleros.

En respuesta a la oferta de Boric, grupos insurgentes ya han señalado públicamente qué tierras que son propiedad privada de ciudadanos honrados están bajo la mira de estas organizaciones para ser arrebatados, la amenaza implícita es que si el régimen de Boric no les regala esas propiedades, serán tomadas a la fuerza, incluso si en el proceso se asesina a los propietarios, tal como estas guerrillas acostumbran a hacer.