Publicación tardía de informes de efectos secundarios por inyección contra COVID complica la narrativa oficial respecto de este experimento
Sorpresa ha generado en la opinión pública el que se revelara que el gobierno socialdemócrata de Sebastián Piñera autorizó un día antes de dejar el poder la publicación de documentos oficiales en los que se explicitan los efectos secundarios negativos que puede generar la inyección experimental contra el covid, los cuales previamente habían sido calificados de “conspiración” por los defensores del experimento sanitario.
En concreto, el gobierno de Piñera el pasado 10 de marzo firmó, por vía de la Subsecretaría de Salud Pública, 20 resoluciones exentas sobre la inoculación experimental a la población de las inyecciones contra el covid promovidas por las grandes organizaciones globalistas como la ONU y las grandes farmacéuticas de Occidente, Rusia y China. Recién el 23 de marzo los documentos se oficializaron al ser publicados en el Diario Oficial.
En los documentos se detallan los llamados ESAVI serios (Eventos Supuestamente Atribuibles a Vacunación e Inmunización), entre los que destacan posibles afecciones cardiacas como miocarditis y pericarditis en la población adolescente. Además, se informan casos de trombosis en las inyecciones de Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson.
La mención de contraindicaciones severas en este irregular esquema de vacunación era calificado de “conspiración” por los sectores más interesados en la inoculación masiva, especialmente los sectores progresistas y de ultraizquierda, que exigían rigidización máxima de los controles y aislamiento radical de personas no vacunadas.
En tal sentido, el régimen del Partido Comunista presidido por Gabriel Boric ha intentado mantener la misma narrativa para forzar a las inyecciones masivas, lo que se grafica en el silencio absoluto respecto de eliminar las medidas tiránicas sanitarias, cosa que se está haciendo en varios lugares del mundo, especialmente Europa. Más aún, Chile tiene uno de los esquemas vacunatorios más absurdos y severos, con una cuarta dosis de refuerzo en curso, lo cual es ayudado por el servilismo general de la población.