Especial Baquedano: Los motivos ideológicos de Putin para invadir Ucrania

¿Existe algún motivo ideológico detrás de la invasión de Rusia a Ucrania? ¿Por qué ocurre que hay personas de izquierda y derecha apoyando las decisiones de Vladimir Putin, pero también hay personas de izquierda y derecha mostrando simpatías a Ucrania? ¿Existe algún programa en particular que Vladimir Putin quiera promover a nivel local e internacional?

Putin es, para algunos un nacionalista y para otros un comunista, Zelenski, el presidente de Ucrania es, para algunos un progresista y para otros un patriota. Veremos ahora cuales son las visiones involucradas en los bandos y qué es lo que podemos esperar de las intenciones de Rusia para el mundo en este conflicto.

Todo parece indicar que Vladimir Putin es un líder absolutamente pragmático. Hemos visto que sus urgencias geopolíticas y económicas parecen ser más importantes que cualquier otra cosa. Sin embargo, no podemos olvidar que el sistema político, social y hasta económico de Rusia se basa en valores que muchas veces han tenido enormes distancias con los valores que promueve Occidente.

Por un lado, Vladimir Putin se ha ganado el respeto de la derecha más conservadora al oponerse fuertemente a las agendas progresistas que Occidente busca imponer además del libre mercado. Esta posición antiglobalista de Putin le ha significado una especial cercanía con presidentes patriotas como Donald Trump o Jair Bolsonaro.

Esta actitud rusa es bastante común en los países de la Europa oriental, donde existe un muy fuerte rechazo a la agenda de género y a la inmigración islamista. Esto ha significado que incluso países que se han unido a la Unión Europea y la OTAN tengan problemas con Occidente en estas materias. Por ejemplo, Polonia ha intentado incorporar solo las ventajas de la modernización que ofrece Occidente, pero ha rechazado fuertemente las agendas globalistas. Otro caso es Hungría, cuyo presidente Viktor Orbán, un ferviente anticomunista a favor de integrar a su país en Europa, se ha declarado amigo de Rusia y busca mantenerse alejado de eventuales sanciones contra Moscú.

Por su parte, Occidente se encuentra liderado en este momento por su ala más progresista y globalista, representada por líderes como Emmanuel Macron, Justin Trudeau y Joe Biden, lo que beneficia la propaganda rusa de presentar este conflicto como la defensa del soberanismo ruso contra el globalismo occidental que pretende homogeneizar al planeta con una fuertísima agenda progresista y socialdemócrata.

Algunos de los defensores de Putin por su cruzada antiglobalista siguen la idea de que Rusia puede contribuir a un mundo multipolar, donde no solo Estados Unidos y Europa tengan la hegemonía, sino que esta se reparta entre varias potencias, entre ellas, China. Recordemos que ambos países se encuentran asociados a través del BRICS, una organización donde también se encuentran la India, Sudáfrica y Brasil, y cuya meta es lograr precisamente ese objetivo.

Sin embargo, quienes se mantienen escépticos de esta visión de Putin como un salvador de los valores tradicionales frente al marxismo cultural que exporta Occidente, sostienen en primer lugar que los modelos chino y ruso son extremadamente totalitarios y autoritarios, y que su influencia en Occidente sería una búsqueda por desestabilizar a Occidente sin que necesariamente tengan una preocupación por la gente que vive en nuestros países. Se trataría entonces de cambiar el imperialismo estadounidense por el ruso o el chino, que serían muchísimo peores que la actual censura progresista en Occidente.

El otro problema es que Rusia, en alianza con el Partido Comunista Chino, mantienen una relación de alianza y cooperación con numerosos gobiernos socialistas y comunistas en el mundo, entre ellos Cuba, Venezuela y Argentina, todos ellos implicados en los avances insurreccionales de la extrema izquierda en Chile y otros países de la región.

Entonces, se vuelve complicado entender exactamente el norte ideológico de Putin, si es que tiene uno. Una pista nos la puede dar el mismo Putin al hablar de su opinión sobre la Unión Soviética y sus líderes originales, los dictadores Vladimir Lenin y Josef Stalin. Putin ha indicado que la disolución de la Unión Soviética fue el mayor desastre geopolítico del siglo XX. Por otra parte, ha sido muy crítico de Lenin, pero muy favorable a la figura de Stalin. Entendamos un poco, entonces, la diferencia entre ambos líderes comunistas.

Lenin fue el más cercano a intentar conseguir la idea original del comunismo, con la eliminación de fronteras, destrucción de los conceptos de patria y nacionalidad, instaurador del aborto libre y muchos otros elementos que hoy podemos considerar radicalmente progresistas. Stalin en cambio buscó solidificar el socialismo en un solo país, es decir, devolverle su estatus de potencia imperial a la Unión Soviética, y combatió la agenda de género con puño de hierro. El motivo no es que Stalin fuese una persona cristiana o creyente, todo lo contrario, Stalin consideraba que los soviéticos tenían que ser fuertes, viriles y tener muchos hijos para poder construir el comunismo.

El filósofo Alexander Dugin, uno de los más influyentes en la Rusia de Putin, sostiene que la validación de un comunismo patriótico es parte de la esencia rusa y que por eso es necesario mantenerlo con vida. Para Dugin es tan válido apoyar teocracias como la de Irán como el régimen chavista en Venezuela mientras se mantengan aliados en su lucha contra todo lo occidental.

Por último, cabe destacar que las provincias rebeldes de Donetsk y Lugansk en Ucrania se han llamado a sí mismas “Repúblicas Populares”, un tipo de denominación política propia de los países comunistas como Corea del Norte o China, y cuyo funcionamiento se inspira en el funcionamiento de soviets, es decir, consejos populares muy parecidos a los que en este momento inspiran el modelo que varios constituyentes chilenos están intentando implementar para disolver la República de Chile.

Otra provincia separatista apoyada por Rusia se encuentra en otro país exsoviético de Europa: Moldavia. En dicho país existe una región separatista llamada Transnistria, cuyo régimen político interno es pro-ruso, pero además se señala como un proyecto continuador de la Unión Soviética, al punto que la hoz y el martillo siguen siendo parte de su bandera y de su escudo nacional.

Existen varias señales que demuestran que el comunismo es una ideología bastante versátil que se puede disfrazar de conservadurismo o de liberalismo a conveniencia. No habría contradicción entre ser pragmático y eventualmente rearmar la Unión Soviética no solo con sus antiguos territorios, sino eventualmente, si las condiciones lo permiten o favorecen, con su ideología original también.

La invasión de Rusia a Ucrania sin duda no solo tendrá efectos geopolíticos y económicos, sino que también puede impactar en la configuración política de todo el mundo, y es por eso que, frente a la debilidad de Occidente, hoy podemos ver tanto a grupos nacionalistas como marxistas de distintos países sudamericanos, con Chile incluido, tratando de ganarse el favor del régimen ruso.

Comunismo, Geopolítica, Globalismo, Rusia