Rumbo al desastre por las falsas esperanzas
Por: El Coto
Si podemos hablar de qué es la política, podríamos decir de manera sencilla que es la filosofía aplicada. Seguir una doctrina y mediante el intento de aplicarla aparece la política. Además la política viene acompañada, en sus mejores momentos, de los consensos, que serían el arte de los acuerdos. Y bueno, otras veces simplemente no se puede o no se debe llegar a consensos con ciertos ejes políticos, debido a que no creen en los consensos ni en la democracia. Un ejemplo de esto fue lo que vivió Gabriel González Videla, quien proscribió al Partido Comunista con la llamada “Ley Maldita”, y adivinen que, fue un 18 de octubre.
Creo que todos recordamos la frase “esto no es de izquierda ni de derecha”. Desde la insurrección con el paso de los meses, nos dimos cuenta que esto no era así, y que era un plan de una minoría política sobre-representada, que algunos creían que era inofensiva, pero la verdad es que posee muchísimo poder. El culto a la mediocridad, la lucha de clases, la abolición de la responsabilidad y otros factores, son lo que podríamos denominar como adoctrinamiento del marxismo, el cual se ha infiltrado en Chile rápidamente desde el retorno a la democracia con el gobierno de Aylwin.
Las universidades han sido captadas por estas ideas y mediocres profesores desean minar la moral de los jóvenes para poder llevar a la sociedad chilena a los inicios de una enorme guerra que Chile tuvo que combatir, que causó muchísimos daños y que tuvo que ser afrontada de golpe.
Mary Anastasia O’Grady, editora del Wall Street Journal, escribió una columna la cual tituló como “Misión Suicida de Chile”. En su columna desbarata de durísima forma el proyecto para redactar una nueva constitución. Explica como la izquierda radical aparece en la órbita política después del gobierno de Michelle Bachelet, y que un supuesto presidente de centro derecha como Sebastián Piñera no tuvo el coraje ni la valentía para hacerle frente a la agenda impulsada por esta izquierda amparada por Bachelet.
Por supuesto la derecha ha sufrido lo mismo que sufren los jóvenes en las universidades, esa desmoralización y esa corrida de ventana para abrazar ideas que hace unos años atrás eran catalogadas como utópicas, irracionales e infantiles. Según la columna de la editora, Chile va hacia un suicidio político y económico, donde mediante este proceso nuestro país se convertirá en un país mas pobre, mas corrupto y menos libre.
O’Grady expone cómo este proceso generará una enorme frustración cuando los chilenos vean que fueron engañados con expectativas tan grandes que no podrán ser satisfechas por estas vagas promesas políticas. La nueva constitución podría ser un compilado de aspiraciones inalcanzables dice, debido a que muchas de estas “demandas” además son ridículas. Y sabemos que muchas de esas son ridículas, debido a que muchas no tienen su solución en la constitución o ya existen, u otras que son a primera vista ridículas como algunas peticiones que se han desprendido de movimientos LGBT, animalistas, feministas y otros.
De manera muy acertada, O’Grady prevé que de ser triunfante este proceso saliendo victorioso el “apruebo”, esto podría ser un desastre. La verdad es que es más fácil de prever. No hay que ser un gran analista político o economista para darse cuenta de que sí, no es una posibilidad simplemente, si no que podemos dar por hecho el que sea un desastre. Como estos jóvenes que se encuentran adoctrinados, y los cuales deben mantener en sus redes sociales el discurso del justiciero social para no ser juzgados por sus pares, no van a cambiar de opinión hasta que logren ver las consecuencias de sus actos.
La columna, que pueden encontrarla en internet y redes sociales, llama a tomar un último minuto de reflexión antes de votar este 25 de octubre. Lo que está en juego en Chile no es para la risa, no es un chiste y tampoco es algo que se pueda tomar a la ligera. No se puede festejar con carnavales en plazas con cerveza, no es algo que sea digno de conmemorar, porque lo que muchos no entienden es que son cómplices y articuladores de la crisis más grande de nuestro país desde el retorno a la democracia.
Llamo a leer la columna de O’Grady y analizar lo que tenemos en nuestras manos. Reflexionar y tomar un grado de madurez frente al enfrentamiento de los problemas que tienen los chilenos, eliminando de nuestra ecuación las ideas utópicas e impracticables. Donde podamos entender que el mundo no es perfecto, donde no todos somos iguales y que los problemas no poseen soluciones mágicas. Los jóvenes y adultos que siguen defendiendo ideas, donde muchos de ellos no logran defender ni argumentar el por qué las comparten, deben entender la responsabilidad que tienen entre un lápiz y un papel este próximo domingo.
Cuando veamos las consecuencias no pueden hacer ojos ciegos a lo que vienen haciéndole propaganda durante estos meses, no pueden esquivar las criticas con un “no quiero hablar contigo” o un “no tengo tiempo para esto”. Como en toda supuesta “revolución”, ustedes serán los primeros juzgados después de vivir las consecuencias, y los primeros en quedar en el olvido por parte de los políticos que ustedes defienden. La constitución no la escribirán ustedes ni sus familiares, ni la tía Juanita, ni don Lucho. Es momento que digan abiertamente “esto realmente es de izquierda y SÍ me gustan los políticos que digo tanto odiar”.