Redes sociales critican evidente patriotismo fingido por los convencionales durante el cierre de la Convención
Durante el cierre de la Convención Constitucional del presente 4 de julio, llamó fuertemente la atención en redes sociales el exagerado y abiertamente fingido patriotismo que afloró entre los convencionales de ultraizquierda que son mayoría en la instancia.
En efecto, el grito de “ce-hache-í”, el canto del himno nacional y la presencia de banderas chilenas fueron parte de la ceremonia, a pesar de que algunos convencionales no pudieron ocultar su desagrado y molestia, principalmente los de la bancada indigenista.
El contraste es llamativo, porque todos los emblemas patrios y referencias a la nacionalidad chilena estuvieron ausentes de forma radical durante los meses que duró el trabajo convencional, con excepción de las intervenciones de los constituyentes de centroderecha y derecha, quienes solían presentar su descontento por el desprecio evidente a los emblemas nacionales que se profesaba. El motivo de este desprecio se debe a la fuerte presencia de ideas anarquistas e indigenistas en la conformación ideológica del pleno de la Convención, y para ambas ideologías los emblemas patrios son enemigos que hay que destruir en un proceso de índole refundacional.
Este desprecio llegó a puntos clave, como por ejemplo el ataque de los convencionales de izquierda a la banda de menores de edad que interpretó el himno patrio durante la ceremonia de inauguración, donde una de las más exaltadas fue la marxista Elsa Labraña, la misma que en televisión abierta se abrió a la posibilidad de cambiar el himno y la bandera del país. Además, durante el cierre en Antofagasta de las sesiones la bandera chilena fue omitida por los convencionales en las fotos oficiales, quienes usaron banderas indigenistas y de militancias de izquierda en vez de la bandera chilena. Más aún el convencional Jorge Baradit intentó proponer que se negara la importancia histórica al 18 de septiembre para conmemorar en cambio el 18 de octubre como fecha fundacional, haciendo alusión a la insurrección anarco-comunista del 18 de octubre de 2019.
Todos estos antecedentes no fueron olvidados por los cibernautas y telespectadores, quienes notaron inmediatamente que la decisión de incluir el himno y la bandera esta vez correspondía plenamente al miedo que tienen los convencionales de ultraizquierda a que el RECHAZO se imponga en el plebiscito del próximo 4 de septiembre, a sabiendas de que estas muestras de antipatriotismo generaron demasiada hostilidad por parte de una ciudadanía que ha visto que a medida que avanza el proceso constituyente han empeorado las condiciones de vida de la población, lo cual se agrava con la deficiente administración del gobierno, estrechamente relacionado con el proyecto constitucional.
Finalmente, quien coronó la instancia fue el vicepresidente de la Convención, el activista homosexual Gaspar Domínguez, quien hizo referencia al patriotismo para aprobar la constitución que la ultraizquierda propone, esto porque han sido quienes más se identifican con el patriotismo quienes han rechazado desde un comienzo este proceso. A juicio de Domínguez las medidas socialistas que se proponen implican “amar y proteger” a los chilenos, omitiendo que de paso se propone la desintegración del país en múltiples “naciones” y “autonomías territoriales”. Además, Domínguez recalcó que en la propuesta constitucional se establecen la bandera y el himno como símbolos nacionales para intentar atraer a la población patriota al “apruebo”, pero omitió descaradamente que en ese mismo artículo se integran los emblemas indigenistas como equivalentes a los chilenos.