Padre del caído insurgente Pablo Marchant sobre Héctor Llaitul: "me dijo que mi hijo era un buen guerrillero".

El pasado viernes 20 de mayo, medios nacionales dieron a conocer el testimonio de Patricio Marchant, padre del insurgente indigenista Pablo Marchant, caído en combate contra Carabineros el pasado 9 de julio de 2021. Hasta el momento no se tenían más detalles de lo ocurrido con este guerrillero, excepto que sus funerales llamaron la atención por el despliegue de armamento que se llevó a cabo en él por parte de la organización terrorista CAM.

Patricio Marchant reconoció que desconocía los estrechos lazos de su hijo con la guerrilla. Víctima del adoctrinamiento marxista en colegios y universidades, Pablo Marchant pasó de ser adoctrinado en el Instituto Nacional en Santiago a seguir siendo manipulado por extremistas de izquierda en Concepción, lugar donde fue iniciado en las actividades guerrilleras de la CAM por el propio líder de la organización criminal: Héctor Llaitul.

Don Patricio Marchant, al reconocer que no tenía una comunicación fluida con su hijo, indicó: "no tenemos ninguna familia o ascendencia mapuche, por lo que creo que Pablo, mientras estudiaba en Concepción, conoció al hijo de Llaitul y también a la hija, ya que en el funeral me dijeron que fueron pololos y con ello comenzó a hacerse parte de todo este tema o conflicto".

Respecto de la ceremonia fúnebre de su hijo, Patricio Marchant explicó: "Se me acercó Juan Pichún que se presentó como lonko de la comunidad (Temulemu). Él me dijo que Pablo y ellos querían que fuera sepultado ahí. Le dije que no me gustaba esa idea, que yo quería tener un lugar donde llevarle una flor, ya sea en Tomé o en Santiago, donde tenía sus cosas. Pese a lo anterior y a lo que yo quería para mi hijo, decidimos hacer caso al deseo de Pablo y enterrarlo donde él quería".

Lo clave fue el breve diálogo sostenido entre el padre del combatiente y el líder indigenista Llaitul, al respecto afirmó: "Los cuatro días que duró el velorio de mi hijo, permanecí en el campo, ahí en Lumaco. Recuerdo que en una ocasión se me acercó un sujeto de apellido Llaitul, me dijo que era dirigente de la CAM y me dijo que mi hijo era un buen guerrillero, pero yo no le quise hablar ya que para mí, mi hijo no era eso. También andaba un hijo de ese Llaitul, pero no me acerqué a él, ya que no quiero tener mucho contacto con esta gente, no comparto su ideología y ellos se dieron cuenta de eso".

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