La crisis de la democracia en Estados Unidos
Por: Luciano Valenzuela
Las elecciones presidenciales de Estados Unidos están dando mucho de qué hablar incluso en nuestro país. Ha sido el tópico de conversación en las redes sociales que ha reemplazado la batalla entre partidarios del “apruebo” y del RECHAZO, hoy mayormente representados por Biden y Trump respectivamente.
Al igual que en la discusión del plebiscito volvemos a notar como los hooligans del “apruebo”, ahora abanderados detrás de ex vicepresidente Joe Biden fundamentan su preferencia desde la emoción, enfocándose en características negativas de la personalidad del Presidente Donald Trump; muchas veces sin siquiera saber cuales son la propuestas de Biden e ignorando el hecho de que la actual administración ha sido objetivamente positiva tanto para Estados Unidos como para el mundo, presentando buenos resultados en lo que respecta al desarrollo económico de su país (reflejado en disminución del desempleo y aumento en los sueldos de los trabajadores norteamericanos); una disminución significativa del intervencionismo militar estadounidense en lugares como medio oriente en donde incluso comienzan a haber luces de estabilidad regional luego de la restitución de las sanciones económicas a Irán y de la regularización de relaciones diplomáticas de varios países árabes con respecto a Israel; y por supuesto el principal logro que ha tenido su administración: poner freno al Partido Comunista Chino en sus prácticas comerciales desleales que afectaban directamente a la economía norteamericana.
Hoy la situación en Estados Unidos es de incertidumbre, por un lado tenemos a la prensa partidaria y a las organizaciones y países alineados al globalismo empujando la proclamación de Biden como ganador y por el otro a la campaña Trump impugnando resultados en distintos Estados clave con la esperanza de dar vuelta la situación en ellos mediante la identificación de votos emitidos de manera ilegítima.
Las acusaciones de la campaña Trump incluyen: Votos por parte de gente fallecida, votos por correo fraudulentos o emitidos posterior a la fecha límite, errores en el software utilizado para reportar los votos y restricciones a apoderados de la campaña Trump para acceder a los espacios donde se realiza el conteo de votos. Ahora más aún se agrega la denuncia de ordenadores que convirtieron miles de votos republicanos en demócratas con un software localizado en Frankfurt.
Si estas acusaciones son debidamente probadas, siendo o no suficientes para dar vuelta la elección, se sentará un precedente extremadamente negativo para la confianza en los procesos democráticos tanto en Estados Unidos como en el mundo, donde las democracias ya comienzan a levantar inquietudes debido al populismo y la poca ética de los participantes en ella.
En caso de que las investigaciones den como resultado una victoria del presidente Trump podemos esperar protestas por parte de los grupos más extremos que apoyan a Biden, que durante mayo y junio devastaron diversas ciudades estadounidenses; poniendo a Trump en una posición delicada desde el comienzo de su segundo mandato.
Por otro lado, si se ratifica la victoria de Biden y no hay conformidad con la transparencia del proceso, podrían ser los partidarios de Trump quienes salgan a las calles a protestar.
Como podemos ver la situación es delicada, la sociedad estadounidense está hoy tan dividida como la Chilena y no podemos descartar que esta división genere heridas profundas en la democracia más antigua de Occidente.