Inmigrantes intentan ahora ingresar a Chile por Calama e incluso desde Argentina

Tras la expulsión de inmigrantes y militarización de la frontera de Colchane, las opciones para ingresar a territorio chileno se achican para quienes pretenden ingresar a Chile, pero no parecen cerrarse definitivamente. La desesperación está llevando a muchos, la mayoría de ellos venezolanos, a pensar en ingresar más hacia el sur, por un trayecto peligroso e inclemente.
El 10 de febrero reciente partió un avión de las FAch con 79 extranjeros a bordo al tiempo que el gobierno ordenaba prohibir el ingreso por pasos no habilitados. Esto retuvo a cientos de personas en la población fronteriza boliviana de Oruro en busca de otras alternativas para poder llegar a territorio chileno.
La región occidental de Bolivia se ha convertido en la ruta de varios grupos de venezolanos que en las últimas semanas han decidido transitar el altiplano boliviano, a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar para afincarse en Chile.
El paso de ingreso es la población de Desaguadero que comparten Perú y Bolivia, al sur del lago Titicaca, el más alto del mundo, y la travesía sigue hasta llegar a Pisiga, un pequeño poblado en la frontera boliviana con Chile, en donde aguardan algún resquicio de la frontera militarizada para acceder a suelo chileno.
Más de 234 kilómetros son los que separan Pisiga, de no más de un millar de habitantes, de Oruro la ciudad cercana más grande y que también es una parada estratégica de los inmigrantes que antes ya han atravesado Colombia y Perú.
Pero ahora “Pisiga se ha vaciado”, sostiene el responsable de migración de Oruro, Gilmar López, quien indicó que la mayor parte de venezolanos permanecen en Oruro para valorar qué hacer o qué ruta alternativa tomar para llegar a su objetivo.
Algunos evalúan la conveniencia de hacer rutas alternas como el duro paso de Uyuni en Bolivia hasta Calama en Chile, una ruta extrema por las temperaturas bajas.
Este es un duro recorrido de 425 kilómetros a través de una zona desértica con una vialidad destinada en su gran mayoría a vehículos de carga y de transporte. Las altas temperaturas nocturnas y el sol abrasador del día, hacen de este, un tramo peligroso y extremadamente agotador.

También está la opción de hacer un recorrido más extenso y relativamente menos difícil hasta Argentina para luego procurar ingresar a tierras chilenas.
La entrada de más de un millar de extranjeros en menos de siete días en febrero provocó desabastecimientos y enfrentamientos y se agravó con el fallecimiento de dos extranjeros: un colombiano y un venezolano.
El grave riesgo del desierto
La Defensoría del Pueblo en Bolivia ha concluido de que los migrantes venezolanos están en una “situación de vulnerabilidad muy grande” por las formas de sustento a las que tienen que recurrir, desde la mendicidad hasta trabajos de baja reputación.
Por esto, la labor de esta organización ha estado enfocada en la ayuda humanitaria y hacer que en suelo boliviano se evite la “vulneración de derechos humanos”, algo que no ha sucedido en el paso de estos grupos por el país, dijo Cortez.
Inclusive el trato migratorio que reciben es más flexible en la parte boliviana a diferencia de lo que pasa en el lado chileno, explica Efe, ya que cuando un inmigrante asegura que sólo está de paso se debe tramitar una “salida obligatoria” con un plazo de quince días para salir del país.
“Si en su entrevista ellos quieren quedarse en Bolivia nosotros estamos obligados a legalizar sus papeles”, mencionó el responsable de migración de Oruro.
Al no estar registrados regularmente los ingresos de venezolanos a Bolivia, no se tiene una cantidad exacta de los inmigrantes de esa nacionalidad que han pasado por el país.