Historiadora Sofía Correa anuncia que votará RECHAZO y advierte que la idea de "aprobar para reformar" no tiene sustento
La destacada historiadora Sofía Correa, en entrevista con el medio Ex-Ante, anunció su preferencia por la opción RECHAZO en el plebiscito del próximo 4 de septiembre y explicó sus motivos para ello, refutando directamente la falacia establecida de que la intelectualidad y las ciencias sociales unánimemente apoyarían la opción “apruebo” que intenta imponer la ultraizquierda.
De forma metódica, esta doctorada en Oxford y docente de la Universidad de Chile, señala cuáles son, a su juicio, los tres principales problemas de la propuesta constitucional. Según comenta, éstos problemas son:
1.- Destruye la nación que por más de dos siglos ha acogido a una enorme variedad de personas, y Chile pasa a estar conformado por once naciones indígenas, a las que se pertenece por raza (o “sangre” como consignaba el lienzo en el lanzamiento del libro de Llaitul), cada una asentada en un territorio propio (aún no delimitado) el cual goza de autonomía política, administrativa, financiera y jurisdiccional. El Estado de Chile las financiará.
2.- La forma de gobierno consagrado en la constitución que nos proponen, busca concentrar el poder en vez de distribuirlo y equilibrarlo. Por una parte, se entrega una potestad legislativa casi ilimitada a la mayoría simple que controle la Cámara, que será elegida con un sistema electoral aún desconocido. El Senado, desaparece, y es reemplazado por una institución débil, casi figurativa. A la vez se le entrega potestad legislativa al Ejecutivo, pues podrá gobernar mediante decretos en múltiples materias, si la Cámara le es adversa. Si la Cámara le es favorable, estaremos ante una dictadura con fachada legal, al estilo de las nuevas dictaduras de América Latina.
3.- Se politiza el Poder Judicial, se le controla, y además se le reduce a ser un mero “Sistema Judicial”, paralelo a los sistemas judiciales indígenas.
A juicio de la historiadora, de aprobarse este texto en el próximo plebiscito, una constitución así daría inicio a conflictos y enfrentamientos. Además, considera que el poder constituyente debió haber quedado en manos del Congreso Nacional, el cual tiene mayores facultades para llevar ese proceso a cabo que la asamblea que se formó en la Convención Constitucional.
Por otra parte, Correa es clara en cuanto a que será imposible “aprobar para reformar”. Indicó:
En cambio, pretender que se puede aprobar para reformar es ilusorio. Porque el núcleo constitutivo de este texto constitucional es la plurinacionalidad con pluriterritorialidad (once naciones indígenas, a las que se pertenece por etnia, raza o sangre, en territorios bajo su control), lo que traerá consigo una espiral de violencia que no sabemos dónde terminará. Esta dimensión esencial de la constitución propuesta no podrá ser reformada, porque es consustancial al nuevo texto, y por eso, como cerrojo, su reforma requerirá la aprobación de estas mismas naciones indígenas. Si se piensa en reformas a la carta propuesta, éstas serán en aspectos nimios, en ningún caso en aspectos esenciales, como lo es, también, la forma de gobierno, la cual tal como fue diseñada conducirá en breve a una dictadura con fachada legal, como ha sido el caso en otros países latinoamericanos.
Correa, además, figura como firmante de un Manifiesto Constitucional, un experimento de varios académicos escépticos del proceso constituyente en el cual se postula una “constitución alternativa”. En esta constitución, la historiadora afirma que se postula “que Chile es una nación; Chile no es una pluralidad de naciones asentadas en territorios autónomos; y reconoce el carácter intercultural de la nación”.
El proyecto del círculo de intelectuales también aleja a Chile del llamado “Estado subsidiario”, según Correa “no me parece que sea un retorno al siglo XX, cuando en la postguerra prevaleció el ideal del Estado de bienestar, el cual hizo crisis entrando a la década de 1970. Estimo, personalmente, que lo que se está visualizando es una forma de Estado que responda a los desafíos de la tercera década del siglo XXI en la cual estamos inmersos, desafíos nuevos que requieren respuestas novedosas..”