En pos de una dinastía comunista: Maduro prepara a su hijo como su sucesor en la dictadura venezolana
Si indagáramos la permanencia en la Historia una una ideología política con más sed de poder, esa sería el comunismo. Mao Zedong estuvo 26 años, 344 días en el mando. Fidel Castro, quien delegó el poder en su hermano Raúl, estuvo 52 años y 62 días en la silla presidencial, también hasta su muerte. Robert Mugabbe gobernó 37 años, 217 días. Kim Il-sung (1912-1994) tiranizó Corea del Norte 45 años, 302 días. Y dejó en el poder a su hijo Kim Jong-il hasta el 2011 cuando murió de un infarto y asumió su hijo Kim Jong-un, hasta ahora subyugando a ese país.
De modo que es incuestionable la sed megalómana de la izquierda que parece asirse a las garras del poder indefinidamente y el más reciente ejemplo se evidencia en los intentos de Nicolás Maduro de perpetrarse a través de su hijo Nicolás Maduro Guerra a quien parece estar preparando para sustituirlo. Un intento de extender una dinastía comunista, manu militari, contra la voluntad de la mayoría de los venezolanos.
Pero quién es el desconocido "heredero" presidencial?
A sus 31 años, “Nicolasito”, como es conocido popularmente, ocupa una banca en la ilegítima Asamblea Nacional chavista instalada por el régimen tras las fraudulentas elecciones parlamentarias del año pasado. Anteriormente también se desempeñó como diputado por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC).
En 2014, cuando apenas tenía 23 años, se creó un cargo para él como jefe del Cuerpo de Inspectores Especiales de la Presidencia de la República. Su trabajo era “vigilar” los recursos del Estado. Llegó a ser el principal investigador del caso Odebrecht en Venezuela. Pese a ser la segunda gran trama de corrupción -después de Brasil-, no sólo no se avanzó en las investigaciones, sino que además no hubo responsables.
Desde entonces comenzó a formar parte de los eventos más importantes del régimen. Ese mismo año fue nombrado coordinador del proyecto de la Escuela Nacional de Cine, pese a sus nulos conocimientos sobre la materia. Formado en Economía Social en la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Bolivariana (UNEFA), también fue incluido en el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela entre 1998 y 2004.
Aunque su gran pasión siempre fue la música, incluso él se reconoce un “flautista”, Maduro Guerra comenzó el activismo político desde sus tiempos de estudiante, cuando llegó a formar parte de un movimiento juvenil en la UNEFA. Luego de tres años como constituyente, fue postulado en septiembre de 2020 por el PSUV para integrar la lista de candidatos a la Asamblea Nacional por el estado La Guaira. Según reconoció él mismo, fue su padre quien lo llamó para que se postulara. Pero su gran irrupción en la arena política fue en 2018, cuando asumió la vicepresidencia del movimiento juvenil del PSUV en Caracas y La Guaira, maniobra que tuvo como principal objetivo empezar a quitarle poder e influencia a Héctor Rodríguez, otro de los negociadores del chavismo en México y uno de los que más se perfilaba a ser el posible sucesor del dictador.
“Fue desplazando a Héctor jugando un papel activo dentro del Gobierno, comenzando a operar con viceministros y ministros. Hoy tiene cierto poder dentro del Gobierno, la mayoría de los viceministros jóvenes son de Nicolasito. Uno de los proyectos de Nicolás es que no sea Héctor el relevo del chavismo, sino que sea Nicolasito (…) Que él esté en la negociación con la oposición es porque representa un poder dentro del chavismo, no es tema de confianza. En Venezuela no representa nada, pero sí dentro del chavismo, y para Maduro su relevo”, comentó un joven de la misma generación de Héctor Rodríguez durante su etapa en la Universidad Central de Venezuela y que actualmente hace política en el país.
Otra fuente que compartió encuentros de líderes juveniles con “Nicolasito” y también pidió no revelar su identidad por temor a represalias, sostuvo que “no es una persona muy brillante intelectualmente”: “Su escala dentro del chavismo es por su papá, no por mérito propio”. Recordó, además, que “imita mucho el liderazgo y la personalidad del papá”.
A medida que fue creciendo su influencia política, también aumentaron sus aspiraciones personales: “Desde su círculo más cercano cuentan que al principio hablaba mucho del estado Vargas. Pero según les confió, ya no aspira a esa gobernación, porque siendo el hijo del presidente puede estar en mejores y más negocios, que gobernar no es un negocio tan lucrativo como él aspira”.
En su extensa lista de actividades dentro del régimen, también hizo de propagandista en “Maduro Guerra Live”, un ciclo de entrevistas a altos funcionarios de la dictadura que transmitía en vivo por Instagram y que era difundido por la televisión estatal.
El “Kim Jong-un tropical”
Como Comisionado Nacional de Formación Ideológica del PSUV a finales de julio de 2019 Maduro Guerra realizó un misterioso viaje a Corea del Norte para participar de un congreso de las juventudes comunistas. “La lucha del pueblo coreano es justa. Y más que eso, es humana. Y como tal, es nuestra también. Esta visita es histórica, porque nos permite aprender de ustedes, de su modelo de resistencia, de su modelo de sociedad. Un mundo más justo, más humano, sí es posible, lo vamos a construir juntos”, afirmó durante un encuentro con jóvenes del Partido del Trabajo de Corea del Norte en Pyongyang.
A raíz de esa experiencia fue considerado como el “Kim Jong-un tropical” y manifestó en reiteradas ocasiones su respaldo a una dinastía que lleva tres generaciones. Tampoco ocultó su intención de impulsar un modelo similar en Venezuela.
“En Corea del Norte estuvimos llevando a cabo una agenda de hermandad, de paz entre los pueblos. Una lucha justa por la soberanía e igualdad de los pueblos. Seguimos recorriendo caminos para afianzar los lazos de hermandad con el mundo, para consolidar un abrazo fraterno de los venezolanos para todas y todos aquellos que día a día trabajan por la construcción de un mundo más humano”, expresó en sus redes sociales luego del viaje.
Una experiencia seguro que servirá para que el nepótico régimen de Maduro intente asentar las bases de una monarquía comunista en el continente.