Empresas siguen huyendo del comunismo venezolano: Se fue Citibank luego de 104 años en ese país
Los estragos del comunismo bananero siguen haciendo mella en la apocalíptica economía venezolana. Citigroup, la mayor empresa de servicios financieros del mundo, ha anunciado su decisión de vender sus negocios en Venezuela. Una pérdida incalculable para ese país pues la firma tenía 104 años operando.
Hace solo 10 años, Citigroup contaba en ese país con al menos 700 empleados en su nómina, pero actualmente, la firma tiene menos de 100 trabajadores que seguramente saldrán de esta compañía.
Paradójicamente, en junio de este año, el dictador venezolano Nicolás Maduro, en una entrevista para 'Bloomberg', pidió, rogó más inversión extranjera. Pero no existe credibilidad. Nadie le cree en sus promesas ya incumplidas. Alguien dijo que no hay nada más cobarde que el capital. Quienes invierten necesitan de un piso legal firme que garantice que sus empresas grandes medianas o pequeñas, puedan seguir funcionando y eso no existe en ese país, ni en ningún régimen de izquierda.
Las expropiaciones, la política intervencionista, como la que pretende aquí en Chile la izquierda, agotó el modelo económico. Las Pymes no pudieron soportar las demandas populistas del régimen chavista y luego madurista y finalmente muchas cerraron sus puertas, en una economía que se ha contraído 80%, según los analistas.
"Hemos sufrido la pérdida de muchas multinacionales en comunicaciones, alimentos, automotriz, en donde de hecho no quedó ninguna, y en general muchas se han ido del país", dijo Adán Celis, presidente de la Confederación Nacional de Industriales (Conindustria), que estimó que 800 empresas han pasado a manos del Estado.
El ex presidente de Fedecámaras, Carlos Larrazábal, sostuvo recientemente que en Venezuela solo quedan 3.500 empresas de las 12.500 que estaban constituidas en el país. El dirigente de la principal organización de todos los sectores económicos venezolanos dijo que la cifra representa la destrucción del aparato productivo nacional.
“Más claro, imposible. Única causa del colapso, el modelo del socialismo del siglo XXI. Nos tocará a todos un gran trabajo para reconstruir este gran país”, escribió en su cuenta Twitter.
Más 500.000 empresas han sido cerradas y 700 expropiadas. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadísticas de Venezuela, en el 2008 se registraban un poco más de 800.000 firmas en todo el país, de diferente índole. Hoy la cifra no es superior a 270.000 compañías activas.
Y no solo cerraron Pymes. Grandes consorcios han huido de Venezuela: Mattel en el 2012, Alitalia, Belcorp, Clorox, Kimberly -Clark, Lufthansa, EFCO y Air Canadá en 2014. La Bridgestone y General Mills en 2016, United Airlines, Avianca, General Motors, y Delta en 2017. Kellogg´s, Pirelli, Goodyear, Colgate-Palmolive en 2018, Cargill en 2020 y ahora Citi.
La Federación Nacional de Trabajadores del Sector Público, realizó un informe que especifica que desde la llegada a la Presidencia de Nicolás Maduro en 2013, 4 millones de trabajos se han perdido en el sector privado en ese país.
Y así siguen saliendo cada día empresas, huyendo al comunismo venezolano, ese que no solo admira el candidato Daniel Jadue sino además Gabriel Boric, quien ahora intenta distanciarse de las posiciones extremistas de la izquierda muy convenientemente.
Porque la tesis de la izquierda es que quien produzca es un enemigo de la sociedad. Quien genere empleos es un explotador. Quien progrese es un amenaza. Mantener al pueblo subyugado con la estatización de la economía
Durante la gestión de Maduro, Venezuela no ha tenido en ningún momento alguna mediana estabilidad económica. La crisis que se había gestado durante el último gobierno de Hugo Chávez, producto de un modelo que se sostenía en los precios del petróleo, terminó llevando al país a la tercera hiperinflación más prolongada de la historia. Pero no solo se deterioró el salario, sino la infraestructura de empresas públicas, entre ellas la gallina de los huevos de oro, Petróleos de Venezuela. Los billetes de alta denominación terminaron por ser materia prima para artesanos que hicieron piezas utilitarias como bolsos o monederos.