Camila Arenas: la feminista chavista designada por el gobierno para forzar la ESI en los colegios

Militante del partido ultraizquierdista Convergencia Social, Camila Arenas es una de las asesoras más cercanas del ministro de educación, el activista homosexual Marco Antonio Ávila, y se le ha encargado la implementación del plan estratégico de género del ministerio vinculado a la llamada Educación Sexual Integral, un proyecto controvertido que busca indoctrinar a los menores de edad en los colegios dentro de la teoría de género, destruyendo en los niños las barreras psicológicas necesarias para tener una vida sexual sana, tal como ha denunciado el psicólogo clínico, Ezequiel Baigorria.

La implementación de este proyecto de tintes totalitarios, pues se extenderá a todos los niños de Chile para modificar la mentalidad de las nuevas generaciones de acuerdo a la ideología del gobierno, se encuentra inserto en lo que el feminismo radical llama “educación no-sexista”, la cual implica la eliminación psicológica de las diferencias sexuales, eliminando la distinción entre hombres y mujeres. Es a la implementación de este objetivo que Arenas se ha dedicado como profesora de filosofía en colegios, indoctrinando a las generaciones que hoy se movilizan a favor del gobierno del Partido Comunista a través de Gabriel Boric.

Sus propios exalumnos la han calificado de “comunista” y ha sido despedida de establecimientos educacionales por subversiva, tal como ocurrió en el Colegio San Andrés-El Bosque de Maipú, donde las autoridades escolares debieron actuar en pro del bien de los menores de edad que estaban siendo adoctrinados por esta mujer.

En fotografías Arenas exhibe con orgullo el pañuelo verde a favor del aborto libre, y su izquierdismo se ha destacado, por ejemplo, en instancias como un tuit que publicó cuando murió el dictador venezolano Hugo Chávez, sus palabras fueron: “Hugo está más vivo que nunca”. Otra de sus instancias de activismo es la defensa del terrorismo indigenista, para lo cual valida el uso de la palabra ficticia “walmapu”, con la cual pretende atacarse la presencia del Estado de derecho en La Araucanía y Arauco.

Arenas tiene una larga data participando en distintas instancias de activismo de extrema izquierda e incluso fracasó tres veces como candidata, intentando ser concejala, convencional y diputada. En sus propias palabras explicó el pasado 17 de marzo en sus redes: “Personalmente llevo más de una década luchando por una educación sin sesgos de género, no sexista y con una perspectiva sexual integral. Así que la emoción es mucha. Nunca más sin las estudiantes. De la mano del feminismo, vamos a vencer”.

Camila Arenas es parte de una nueva casta de ingeniería social que mediante el poder total del Estado empieza a trabajar para someter a la sociedad chilena a un pensamiento único. Se ha demostrado desde la revuelta feminista de 2018 que el uso del feminismo por parte de la izquierda radical es beneficioso para sus fines, y es por ello que el régimen de supervigilancia que impulsa el gobierno estará a cargo de las más de 100 feministas contratadas que tendrán un rol inquisidor dentro de los ministerios a lo largo de todo el país.

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