Un enero terrible para los progres: Florcita Motuda, Daniel Stingo, Ale Valle, Jürgensen y Camila Gallardo

Florcita Motuda, Daniel Stingo, Ale Valle, Mauricio Jürgensen y Camila Gallardo, fueron funados en redes sociales.
Enero fue mes terrible para la izquierda. Las caídas y funas en redes sociales de algunos de sus políticos, generadores de noticias, músicos y otros seguidores del apruebo, fueron duros reveses. Florcita Motuda, Daniel Stingo, Ale Valle, Mauricio Jürgensen y Camila Gallardo, todos miembros del progresismo, fueron señalados y funados por sus desafueros. Cada uno de sus casos indignó a la opinión pública por la violación flagrante de la Ley.
Sin embargo parece que no todos van a enfrentar un proceso penal. Recordemos estos entuertos.
El escándalo más significativo fue el del diputado Florcita Motuda. El 6 de enero de 2021, el músico fue acusado de abuso sexual a través de Twitter. La Comisión de Ética de la Cámara de Diputados abrió posteriormente una investigación sobre el caso difundido por redes sociales, lo que derivó en la renuncia del diputado Florcita Motuda a la presidencia de la Comisión de Cultura. Actualmente se encuentra su proceso legal en investigación.
Tras esta acusación sumó una nueva denuncia por un eventual acoso a una funcionaria de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor. El 8 de enero anunció su renuncia al Partido Humanista.
Pero no demoró mucho en sumarse otra funa para la izquierda chilena. Las redes sociales reaccionaron con furia este lunes 25 de enero ante la acusación de que Alejandra Valle, Daniel Stingo y Mauricio Jürgensen tenían a los trabajadores de "La Voz de los que Sobran" sin condiciones laborales mínimas.
Ello provocó la renuncia colectiva de su equipo de periodisticas a través de un comunicado de prensa. Ahí indicaron que trabajaron "durante ocho meses, sin contrato ni pago de cotizaciones". Aseguraron que les consta que la editora pidió la regularización, pero que "se hicieron promesas y se entregaron fechas tentativas (junio, noviembre, diciembre)", pero que nada se concretó.
Lo grave y contradictorio es que tanto Stingo como Alejandra Valle son candidatos del Frente Amplio, el primero será candidato a la Convención Constitucional por el Distrito 8 y Valle a concejal por Ñuñoa. ¿Se imaginan cómo puede alguien que infringe la Ley de manera tan flagrante pueda ser candidato a la Convención Constituyente? Lo peor es que hasta ahora no parece haber ninguna investigación contra ellos y siguen contando con el apoyo del FA.
Justo para cerrar el mes, este domingo, una noticia es revelada por las autoridades. La cantante Camila Gallardo fue sorprendida en una fiesta clandestina en su departamento del Hotel W, en medio de un escándalo de música e irrespeto a las normas sanitarias de distanciamiento y lo que es peor, con la acusación de no haber cumplido la cuarentena necesaria luego de regresar al país, pues Gallardo llegó el 26 de enero tras un viaje en el extranjero, por lo que debía cumplir un confinamiento de 10 días tanto en su domicilio como en una residencia sanitaria, sin posibilidad de recibir visitas.
Desde la Seremi de Salud señalaron que la cantante de "que bailen" se expone a multas que van de los 0,1 a las mil UTM, es decir, entre cinco mil y cincuenta millones de pesos ($ 5.098 - $ 50.978.000).
Lo contradictorio es que Camila Gallardo ha proferido en las redes sociales varios ataques contra las autoridades, pontificando sobre el incumplimiento de la Ley.
Uno de sus tuits fue "El país lleva gritándoles en la cara desde octubre y hacen todo para mantener el descontento vivo. Su falta de conciencia es vergonzosa. Salgan de sus puestos inservibles y ábranle paso a una generación que quiere venir a arreglar la cagada que dejaron", reclamó desde su cuenta @soycamioficial.
Podríamos sumar otros casos como el triste espectáculo de José Antonio Neme quien El pasado 7 de enero, luego de un operativo en Temucuicui donde falleció el subinspector Luis Morales Balcazar, comentó que "la opinión pública no sabe qué creer. Porque, la verdad, nos han acostumbrado a una serie de montajes".
Pero pese al gravísimo comentario no hubo consecuencias negativas para él. Tampoco para su colega Fernando Paulsen, quien acusó al partido Republicano de ser una secta, en una inusual práctica poco profesional del periodismo.