La denuncia de acoso sexual que persigue a Gabriel Boric y de la que nadie quiere hablar
La denuncia de acoso sexual contra el candidato presidencial Gabriel Boric parece empañar el pasado de “manos limpias” que él mismo se ha auto atribuido.
Un tuit del mes de julio este año especificaba textualmente una denunciante que el actual candidato es un “cerdo” y que “me acosaba cuando trabajé con él en la FECH”, la mujer también puntualizó que realizó la denuncia en dos oportunidades anteriores.
Los hechos habrían ocurrido en el año 2012, cuando el aspirante magallánico era presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), pero se hizo público este año, luego de la viralización de una imagen en redes sociales, durante la campaña electoral para las primarias presidenciales. Una mujer que se identifica como MakaCastaneda en tuiter publicó en su cuenta de Instagram el post denunciando al diputado, aunque no está claro si es la misma persona de la cuenta tuiter.
“Es un cerdo que me acosaba cuando trabajé con él”, escribió. En el mensaje también sostuvo que dejaría de seguir a todos quienes le hicieran campaña a Boric, sobre todo si se declaraban feministas.
La presidenta (actualmente fuera de funciones) de Convergencia Social, Alondra Arellano, se negó a hacer comentarios sobre la denuncia de acoso contra Gabriel Boric. Luego repitió cuatro veces, sin negar la veracidad de la acusación: “No me puedo referir al tema”.
Sin embargo integrantes del Frente Amplio, entre ellas la misma Arellano, dijeron en redes sociales que estaban “disponibles” para “iniciar un procedimiento”. La denuncia, además, fue validada por Emilia Schneider, candidata a diputada por el sector y dirigente feminista, quien publicó en Twitter que los hechos eran “verdaderos”.
El post de Instagram se hizo viral en redes sociales, por lo que la denunciante entregó más detalles en un hilo que publicó en Twitter el 19 de julio, un día después del triunfo de Boric en las primarias de Apruebo Dignidad.
Los 7 puntos que componían el mensaje se mantuvieron públicos durante casi tres meses y fueron vistos por última vez por este medio el 5 de octubre, pero el 20 de octubre ya habían sido eliminados. Asimismo, los antecedentes de la acusación llegaron en dos oportunidades al correo electrónico de El Líbero, por personas que pidieron resguardo de su identidad, durante la primera quincena de octubre. Dado que se trata de un asunto de interés público por involucrar a una autoridad del Poder Legislativo, y candidato presidencial, se inició un proceso de investigación periodística para verificar la información recibida, además de contactar a los involucrados.
En ese hilo quien publica la acusación utilizó la expresión “hechos de violencia” para describir la situación que reportaba. Los sucesos, de acuerdo con lo publicado, habrían ocurrido el año 2012 y fueron denunciados ese mismo año a Izquierda Autónoma y luego, en 2016, al Movimiento Autonomista, ambas agrupaciones políticas a las que perteneció Boric, que formaban parte del Frente Amplio y que luego evolucionaron hasta convertirse en Convergencia Social, donde el candidato milita actualmente.
Las denuncias no fueron investigadas en ese momento, ya que no habrían existido protocolos de acoso para hacerlo, según se explica en los tuits.
En el penúltimo punto, quien acusa aseguró que “si la actual orgánica política de Gabriel Boric quiere aclarar los hechos y levantar algún proceso reparatorio, estoy disponible”. Además de afirmar que no tenía “intenciones de volver referirme a este tema públicamente”.
En los puntos cuatro y cinco del hilo, la denunciante criticó que se compartiera la imagen que ella publicó en su historia de Instagram, asegurando que “jamás solicité su difusión” y que “su viralización es un acto de vulneración a mi privacidad y autonomía que me ha generado una alta revictimización”.
El 26 de julio, en medio de críticas de usuarios de Twitter que apuntaban al “silencio total entre las feministas del Frente Amplio”, la joven aseguró que su comunicado en Twitter era “público para difundir” y que nadie se había comunicado con ella “ni para un hola”. Esto, a casi 10 días de la publicación.
En su entorno pidieron que no se difundiera su identidad y testimonio para no caer en una “revictimización”, pero los tuits son públicos y están ya en todas las redes sociales.