El General Manuel Baquedano: El héroe que nunca militó en un partido, ni quiso ser Presidente
Después de pelear en la guerra contra la confederación Perú-Boliviana, Manuel Baquedano fue clave en enfrentar la rebelión de 1851 contra el Presidente electo Manuel Montt, enfrentando al bando de su padre, hermano y amigos, algunos a los que solicitó poder visitar tras la cúlmine batalla de Loncomilla. No solo fue condecorado y promovido, sino que generó en sus superiores, en el gobierno y en la opinión pública general la imagen de una persona en que confluían valores y virtudes propias del deber militar, anteponiendo el país y su sentido del deber hacia éste, ante las más naturales y entendibles relaciones de un ser humano.
Se retiró del Ejército, pero fue llamado nuevamente al servicio ante otra rebelión. Siempre donde Chile lo necesitó y le encomendó misiones, es donde Manuel Baquedano destinó hasta el último de sus esfuerzos por cumplir lo ordenado.
Siendo General de Brigada comienza la guerra del pacífico. Fue victorioso en Tarapacá, Arica, Tacna, Chorrillos y Miraflores, entre otras. Su intachable hoja de servicio, sus dotes de mando y su férrea disciplina fueron motivo para que fuese designado comandante del ejército ante noticias de acciones antidisciplinarias por parte de la tropa. De vuelta en Chile, la población lo recibió con aclamaciones, a las que él respondió que estas debían ir a la virgen del Carmen, quien guio todos sus triunfos en la guerra. Llegó a tanto su popularidad e imagen, que facciones del partido conservador quisieron designarlo candidato a la Presidencia de la República para las elecciones de 1881, candidatura a la que él se opuso.
Fue electo por el pueblo de Santiago para un asiento en el senado. Luego hizo lo mismo el pueblo de Colchagua. Fue promotor de la creación de la academia de guerra y la reorganización del ejército creando el estado mayor de éste (que perdura hasta hoy).
En 1891, tras la guerra civil, el Presidente Balmaceda, liberal, pensó en Manuel Baquedano para la entrega del poder ante su derrota. No militó nunca en un partido, pero la razón de que un Presidente liberal pensara en alguien de raigambre conservadora es que Manuel Baquedano tenía un historial de servicio a la patria, anteponiendo ésta ante cualquier otra consideración.
En Manuel Baquedano confluyen todos los valores y virtudes de lo que es ser chileno. Su historia de vida es claro ejemplo del patriotismo, compromiso y dedicación por este país. Es inclusive un estándar no tan solo para militares y políticos, sino para cada ciudadano de pie que busca dejar huella en el Chile actual; Allí donde haya un Manuel Baquedano moderno, es donde habrá un buen trabajador, soldado, juez, empresario o profesional.
En 1928, 31 años después de su muerte, se inaugura un monumento a este hombre en el centro de Santiago. El monumento no es a quien peleó contra familiares y amigos, pero no dejó de amarlos, no es a quien discutió con sus superiores, pero aún así cumplió sus órdenes, no es a quien siendo conservador un liberal le entregó lo que más valor tenía, no es al heredero de una tradición militar de innumerables victorias, el monumento es un acto del país en su conjunto a uno de los más ilustres hijos que esta tierra haya tenido, erguido como ejemplo para las distintas generaciones de lo que es ser Chileno.
Es entonces evidente y razonable que el ejército separe de quienes protestan legítimamente según su visión, a quienes buscan destruir lo que esta figura representa. Estas últimas, son personas indudablemente antichilenas que ni la más absoluta ignorancia permitiría obviar el recibir aquel apelativo.
Está en nosotros buscar nuestro Manuel Baquedano interno y salir a la defensa de su legado para no permitir que el olvido gane su última y más cruenta batalla al General Manuel Baquedano González.
Por: Alejandro Parra Pérez