De 12 países que aplicaron impuesto a los “súper ricos”, solo quedan 3 por ser una solución poco eficiente

La Comisión de Constitución de la Cámara de Diputadas y Diputados aprobó en general, el proyecto que propone este impuesto a los “súper ricos".

La Comisión de Constitución de la Cámara de Diputadas y Diputados aprobó en general, el proyecto que propone este impuesto a los “súper ricos".

La oposición chilena reavivó este miércoles 07 de abril el impulso de un impuesto a los “súper ricos”, tras conocerse la última actualización de la clasificación de multimillonarios de la revista Forbes, en el que las familias más ricas de Chile registraron un aumento de sus fortunas en un 73%.

Los ingresos obtenidos con este impuesto supuestamente ayudarían a amortiguar el impacto económico de la pandemia en los sectores más desfavorecidos, según sus impulsores.

Una propuesta atractiva que busca cautivar grandes complejos sociales en las masas cuyo sesgo contra los empresarios se centra en criticar la riqueza, por muy bien habida que esta sea.

El proyecto se basa en un impuesto con una tasa de 2,5% sobre el patrimonio bruto de las personas naturales con domicilio en Chile, titular de bienes y derecho, en Chile o en el extranjero , al 31 de diciembre de 2019, equivalentes a un valor igual o superior a $22 millones de dólares.

Al respecto este jueves, la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputadas y Diputados aprobó en general, el proyecto que propone este impuesto a los “súper ricos" y lo recaudado estará destinado a financiar una renta básica de emergencia, a las personas más afectadas por la pandemia.

Entre los millonarios chilenos que aumentaron su riqueza durante 2020, año en el cual el país registró caídas históricas de su producto interno bruto (PIB) cercanas al 14%, se encuentran, entre otros, Iris Fontbona y la familia Luksic, controladores de mineras, bancos y navieras; Julio Ponce Lerou, yerno del fallecido dictador Augusto Pinochet y controlador de la minera SQM; Horst Paulmann, empresario del retail, y Sebastián Piñera, actual presidente de Chile.

Pero, ¿cuan efectiva puede ser esta demagógica medida? De acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, en 1999 eran 12 países los que aplicaban impuesto a las más altas fortunas y actualmente son solo tres, lo que refleja lo poco eficiente que son estos tributos.

Impuesto a los súper ricos, una solución poco eficiente

Según informes que se manejan también desde la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 1999 eran 12 países los que aplicaban impuestos a las más altas fortunas y actualmente son solo tres. “Los países han abandonado esa política, porque no recaudaron mucho dinero. No siempre es claro por qué se da esa situación, pero pensamos que en parte ocurre porque los contribuyentes evitan el pago del impuesto”, ha dicho David Bradbury, jefe de política tributaria de dicho organismo, intentando dar una explicación por el fracaso de la medida en varios países.

Carlos Fuentes Valenzuela, Académico de Ingeniería Comercial de la Universidad San Sebastián afirma que además de ser una medida difícil de aplicar es poco efectiva, es decir no logra el impacto deseado por varias razones.

"Los expertos tributaristas coinciden en que técnicamente es complejo de aplicar un gravamen como el que se está planteando. Las principales dificultades se deben a que los activos que componen los patrimonios pueden ser de diversas características y porque gran parte de los patrimonios se encuentran en activos líquidos (invierten en fondos que les generen rentabilidad y puedan disponer de ellos rápidamente)", agregó Fuentes.

Para el docente especializado en estos temas más allá de la tasa impositiva y de la base que se establezca para aplicar el impuesto, el objetivo de fondo que busca este proyecto es obtener recursos que permitirían implementar políticas públicas de emergencia social y económica, tales como una Renta Básica de Emergencia, por sobre la línea de la pobreza para al menos el 80% de los hogares más vulnerables, por tres meses, sin distinguir entre trabajadores formales e informales. Esto podría beneficiar a cerca de 11 y medio millones de personas, sin considerar los requisitos que se impongan para acceder al beneficio.

"En este contexto, hay que tener claro que, como es por una única vez, se trataría de un impuesto transitorio, por ende, el beneficio también lo sería. Ante esto cabe preguntarse si no es preferible implementar medidas que sean permanentes y pensar en el largo plazo, ya que esta pandemia ha evidenciado aún más las brechas de ingresos entre los chilenos y la fragilidad de la clase media”, finalizó el académico.

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