Curiosa relación entre Llaitul y el fallecido insurgente Pablo Marchant: lo consideraba "amariconao", un "problema de seguridad" y tenía ganas de "masacrarlo"
En el marco de las consecuencias que ha tenido el arresto del líder indigenista Héctor Llaitul, se han seguido revelando las conversaciones telefónicas que el jerarca terrorista ha tenido con distintas personalidades, entre ellas, la ex-ministra de Seguridad Social, Jeanette Vega (lo que terminó con la renuncia de ésta) y la ex diputada socialista Clemira Pacheco.
Esta vez, en medio de las conversaciones filtradas, se ha publicado la ambigua relación de amor y odio entre el líder terrorista y uno de sus secuaces y subordinados, Pablo Marchant, quien saltó a la fama tras caer en combate supuestamente contra las fuerzas de orden durante el mes de julio del año 2021.
En tal sentido, en llamadas que datan del mes de abril de ese año, destaca el trato áspero que tiene Llaitul para con Marchant, a quien llamaba “el Toño”, en una conversación se lamentó de las actitudes dementes de su subordinado al emborracharse, indicó: “Es un cagado de la cabeza, que cuando se cura se vuelve loco, ¿cachai? Y quiere pelear y siempre anda haciendo cuática […] Yo creo que hay que cortar por lo sano, hay que expulsar al Toño. Nosotros… yo ya le di muchas oportunidades […] Se reafirman unos con otros. Y al final se vuelve un desorden y un problema de seguridad, incluso […] Yo creo que lo voy a expulsar. Cuando lo vea le voy a cantar la carta, si es que no lo masacro antes”.
En otra conversación del mismo mes, Llaitul afirmó: “En el caso del Toño es bien amariconao ese… ese es un problema, vivir con… frente a un hueón amariconao, no podís confiar po, porque tarde o temprano te va a traicionar po”.
Su relato cambió el 12 de julio, cuando Marchant muere en combate insurgente y Llaitul se comunica con la marxista Clemira Pacheco. En esa oportunidad, Llaitul se refiere al hecho de que en un momento se pensó que el guerrillero muerto había sido Ernesto Llaitul, hijo del terrorista. En esa oportunidad Llaitul indicó: “horas de horror, de dolor, estos malditos del sistema ya, me convence cada vez mas que lo único que hay que hacer es luchar frontal con ellos no más, son unos malditos, unos siniestros. Lo masa… lo masacraron a mi peñi Pablo Marchant, lo masacraron, le deformaron el rostro, por eso no podían reconocerlo, pensaron y sostuvieron hasta el final que era mi hijo, porque ese era el canto de victoria que tenían estos malditos. […] asesinaron cruelmente a un destacado militante nuestro a Pablo Marchant […] de Tomé, estudiante de Antropología, se vino pa’ acá con mi hijo, lleva años como weichafe luchando y lo vamos a reivindicar en ese sentido po’, así que nos estamos juntando acá y seguramente vamos a hacer un eluwun con él a lo mapuche, eso es pu’ lo que puedo informar”.
Estos antecedentes se suman a los peritajes publicados por el Servicio Médico Legal el pasado 22 de julio, los cuales indicaron que Marchant no fue herido de muerte a corta distancia por Carabineros, ya que ese había sido el relato que se quiso imponer para victimizar al insurgente. Quedando abierta la interrogante sobre si Marchant era a esas alturas un problema para Llaitul y sus secuaces, habiendo indicios de que querían deshacerse de él por ser un problema de seguridad para la organización, ya que fomentaba mala conducta entre los guerrilleros.